Sí, se pueden congelar las hojas de apio. De hecho, la congelación es una de las mejores maneras de conservarlas para su uso posterior. También puedes guardar los tallos y las raíces de apio en un lugar fresco y seco durante un máximo de dos semanas para alargar su vida útil. Sin embargo, hay algunas cosas importantes que debes saber antes de empezar a congelar esta popular hortaliza. Los tallos de apio están más disponibles que sus hojas. Sin embargo, si miras la etiqueta nutricional de un tallo, no te dirá cuántas hojas tiene en su interior. Te explicaremos por qué esto es importante y qué cantidad de cada parte (tallo frente a hojas) es ideal para congelar, así como otros consejos de conservación para el congelador o el frigorífico de tu casa.
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Por qué deberías congelar las hojas de apio
Las hojas de apio están repletas de vitaminas y minerales. Las hojas de apio están repletas de vitaminas y minerales importantes para la salud. Son una excelente fuente de vitamina A, vitamina K y vitamina C. También aportan potasio, hierro y magnesio. Los tallos de apio contienen proteínas de origen vegetal, pero las hojas son una fuente de proteínas completas, que son mejores para la salud. Las hojas de apio también tienen más fibra que los tallos y aportan una pequeña cantidad de aminoácidos. Las hojas de apio son apreciadas por su sabor aromático y sabroso y su delicada textura. A diferencia de los robustos tallos, son delicadas y delicadas, por lo que se conservan mejor congelándolas. La congelación ayuda a conservar los nutrientes y el sabor que, de otro modo, se perderían durante el proceso de conservación. También facilita su incorporación a sopas, guisos y otros platos en cualquier época del año.
Cómo congelar hojas de apio
Hay varias formas de congelar las hojas de apio para su uso posterior. Si quieres añadirlas a un plato, simplemente lava las hojas y pícalas. Colócalas en una bolsa de congelación cerrada y congélalas hasta un año. Cuando quiera añadirlas a un plato, descongélelas en el frigorífico o en la encimera. Puede tardar unas horas, dependiendo de la cantidad que esté descongelando. Tenga cuidado de no descongelarlas demasiado, ya que pueden ponerse blandas. Las hojas de apio también se pueden congelar enteras lavándolas, secándolas y colocándolas en una sola capa en una bandeja de horno. Congele la bandeja y guarde las hojas congeladas en una bolsa de congelación. También puedes congelar las hojas en vinagre o agua. Sin embargo, sólo debes hacerlo si piensas utilizarlas en una ensalada o ensalada de col. También puede congelar el apio en aceite de oliva. Sin embargo, almacenar el apio con aceite puede hacer que se ponga rancio más rápidamente y pierda su contenido vitamínico.
¿Hay que congelar también los tallos?
Los tallos tienen menos nutrientes que las hojas, por lo que la mayoría de la gente congela sólo las hojas. Si tienes una gran cantidad de hojas, puedes congelar los tallos. Sin embargo, son más fibrosos que las hojas y suelen utilizarse para hacer caldos de apio. Los caldos se congelan mejor en tarros, que no es lo mismo que congelar en bolsas. Cuando congeles los tallos de apio, puedes picarlos o cortarlos en rodajas. También se pueden escaldar durante un breve periodo de tiempo en agua hirviendo para ablandarlos. Los tallos de apio congelados pueden utilizarse en sopas y guisos, pero no son tan fáciles de picar como el apio fresco.
Almacenamiento en el frigorífico
Si no tienes espacio para congelar todas tus hojas de apio, puedes guardarlas en el frigorífico. Las hojas de apio duran hasta 10 días en la nevera. Puedes envolverlas en plástico o en una bolsa de plástico para evitar que se marchiten y se sequen.
Almacenamiento en el congelador
Las hojas de apio duran hasta un año en el congelador. Puedes colocarlas en una sola capa en una bandeja de horno y luego transferirlas a bolsas de congelación para su almacenamiento a largo plazo. También puedes congelarlas en vinagre o agua, aunque el valor nutricional no es tan alto. Si quieres mantener tu congelador lo más lleno posible, es una buena idea congelar las hojas de apio con otros alimentos. Esto evita que las hojas de apio ocupen mucho espacio y te ayuda a aprovechar más el inventario de tu congelador. Una vez elegido el método, es importante congelar las hojas rápidamente. Esto las mantendrá frescas y evitará que se marchiten.
Conclusión
Las hojas de apio están repletas de vitaminas y minerales, por lo que merece la pena congelarlas y reutilizarlas en tu cocina. Puedes congelar las hojas de apio de diferentes maneras y durarán hasta un año en el congelador. Las hojas de apio se añaden mejor a las sopas, guisos y otros platos una vez descongeladas. Si tienes muchas hojas de apio en tu jardín o en tu cocina, puedes congelarlas para utilizarlas más adelante. Una vez congeladas, puedes descongelarlas cuando las necesites y añadirlas a tus platos. Puedes congelarlas de varias maneras, pero es importante congelarlas rápidamente para evitar que se marchiten.